El barrio de El Cañaveral, en el distrito madrileño de Vicálvaro, acaba de sumar 86 nuevas viviendas de alquiler asequible promovidas por la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), en una operación financiada con 19 millones de euros (15 millones del Ayuntamiento y 4 millones de fondos europeos). La promoción incluye también 126 plazas de garaje y seis locales comerciales. Los alquileres oscilarán entre 200 y 800 euros, en función de la renta familiar, con un límite del 30% de los ingresos mensuales de los inquilinos.
Sin embargo, mientras las grúas levantan nuevos edificios a buen ritmo, el crecimiento urbano no va acompañado del desarrollo de infraestructuras y servicios básicos. Así lo denuncian los propios vecinos, agrupados en la Asociación Vecinal El Cañaveral Avanza (AVECA), quienes reclaman con insistencia dotaciones como centros educativos, ambulatorios, centros culturales, comisarías o transporte público eficaz.
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“Me alegra que Inma Sanz venga a inaugurar viviendas, pero también nos gustaría que viniera a inaugurar colegios, centros culturales y polideportivos. La gente que viene a vivir aquí se encuentra con que no hay médico ni colegio, y todo lo necesario hay que buscarlo fuera del barrio”, lamenta Rosa María Maya, presidenta de AVECA.

Inversión pública sin servicios
La entrega de estas nuevas viviendas forma parte de un ambicioso plan municipal que contempla un total de 1.212 viviendas protegidas en El Cañaveral, el 80% de ellas destinadas a jóvenes y familias jóvenes. Con una inversión global de 260 millones de euros, se espera que estas promociones contribuyan a paliar el problema del acceso a la vivienda en Madrid.
Pero la expansión inmobiliaria contrasta con una realidad menos optimista. A pesar de que hace más de cinco años se aprobó la construcción de un centro cultural con una partida presupuestaria de cinco millones de euros, las obras aún no han comenzado. Tampoco hay avances significativos en la construcción de un centro de salud, que depende del Gobierno regional, ni en la mejora del transporte público. La red de metro no contempla estación en la zona por cuestiones técnicas, y los vecinos consideran insuficiente la propuesta de implantar un sistema BRT (Bus de Rápido Tránsito), que no sustituye a la capacidad ni eficacia de una línea de metro ligero.
“Nos están vendiendo un autobús eléctrico. Pero un autobús lleva 100 personas; un metro, 600. Y aquí vamos a ser más de 50.000 vecinos en pocos años”, denuncia Maya.
Carencias en educación y seguridad
En el ámbito educativo, la situación es igualmente precaria. La primera fase del colegio público comenzó a construirse en febrero de 2024 y, según fuentes municipales, se prevé que esté operativa este septiembre… pero solo para los niños de tres años. La demanda, sin embargo, crece mucho más deprisa que la oferta.
“Ahora ya hay 5.000 niños empadronados y seguimos esperando que terminen el primer colegio. Para cuando lo hagan, ya necesitaremos cuatro más”, afirma la presidenta de AVECA.
Además, el barrio carece de comisaría propia, y depende de la de San Blas. “Tardan tanto en llegar que no van a pillar nunca a nadie”, denuncia Maya, que recuerda que el vecindario ha solicitado al Ayuntamiento que habilite al menos un ambulatorio provisional en alguno de los locales construidos con fines sociales. “Nos han dicho que no, directamente”. !Qué esperemos””.
Reacciones de otros vecinos también es manifiesta, quejándose de falta de dotaciones.
La reacción en redes ha sido mixta. Mientras algunos usuarios celebraban el acceso a viviendas protegidas, la mayoría de los comentarios reflejan frustración por la falta de equipamientos.
“¿Y los colegios? ¿Y el centro de salud? ¿Y el metro que nos prometieron?, ¿y el gran parque que iban a realizar junto a nuestras viviendas?
Un barrio en crecimiento que se siente abandonado
El Cañaveral es uno de los desarrollos urbanísticos con mayor proyección de Madrid. En apenas diez años ha pasado de ser un solar a acoger a más de 25.000 personas, con previsiones de superar las 50.000 en pocos años. Es un barrio joven, moderno y dinámico. Pero también es, en palabras de sus vecinos, “una isla”, donde la vida cotidiana está marcada por la falta de servicios esenciales.
Desde AVECA aseguran que han mantenido reuniones con la Junta de Distrito, la Asamblea de Madrid, y diversas consejerías. “Nos dan buenas palabras, pero los años pasan y seguimos igual. Necesitamos que el barrio crezca al mismo ritmo que su población”, concluye Maya.